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Explora Zaragoza: Una ciudad, cuatro rutas históricas desde la Plaza del Pilar




En el corazón de Aragón, Zaragoza se erige como un centro histórico y cultural que invita a ser explorado a través de sus diversas rutas temáticas. Con un tapiz tejido de herencias romanas, musulmanas, modernistas y las más contemporáneas aportaciones de la Expo, esta ciudad ofrece un mosaico de itinerarios para sumergirse en su rica historia y arquitectura. Alojarse en un hostal en la Plaza del Pilar de Zaragoza es sin duda una elección inteligente para aprovechar al máximo la estancia.


La ruta romana: Tras las huellas de César Augusto



El legado de Zaragoza como la antigua ciudad de Caesaraugusta se despliega en su impresionante ruta romana. Comenzando con el Museo del Foro de Caesaraugusta, los visitantes pueden contemplar los restos de la vida pública romana y la ingeniería de un mercado de dos milenios de antigüedad. El puerto fluvial y las termas públicas hablan de la prosperidad que vivió esta ciudad bajo el imperio romano, mientras que el Teatro Romano, uno de los más grandes de la época en España, aún resuena con las voces del pasado. Un paseo por esta ruta no es sólo un recorrido por la historia, sino un viaje en el tiempo.


La ruta musulmana: Ecos de la Zaragoza islámica


La Zaragoza musulmana, o Saraqusta, se revela en la ruta que nos lleva desde la mezquita de Aljafería, una fortaleza del siglo XI que es un testimonio de la arquitectura islámica en el norte de España, hasta los baños de la calle Don Jaime I. Estos espacios, que una vez fueron centros de vida social y espiritual, reflejan la influencia del islam en el tapestry cultural de la ciudad. Es un recorrido que no solo realza la importancia de Zaragoza en Al-Andalus, sino que también pone de manifiesto la convivencia de culturas a lo largo de los siglos.


La ruta modernista: Joyas arquitectónicas a cada paso


A principios del siglo XX, Zaragoza se sumó al movimiento modernista que barría Europa. Esta ruta incluye joyas como la Casa Solans y la Casa Retuerta, ambas con fachadas impresionantes que ostentan detalles florales y orgánicos típicos del estilo. No menos importante es el Mercado Central, una estructura funcional que combina hierro, vidrio y cerámica, creando un espacio donde la vida cotidiana de Zaragoza se encuentra con la estética modernista.


La Ruta Expo: El legado de la exposición internacional




La Expo 2008 transformó Zaragoza y dejó un legado de arquitectura vanguardista. A lo largo del río Ebro, la ruta Expo ofrece visiones del futuro con obras como el Pabellón Puente de Zaha Hadid y la Torre del Agua. Estas estructuras no solo representan innovación arquitectónica, sino también la dedicación de Zaragoza a la sostenibilidad y el desarrollo humano.


Alojarse en el corazón de la historia: La Plaza del Pilar


Para aprovechar al máximo las rutas turísticas de Zaragoza, la Plaza del Pilar es sin duda el mejor lugar para hospedarse. Con su ubicación central, los viajeros se encuentran en el núcleo de la acción y la historia. La plaza, que es el hogar de la Basílica del Pilar, el monumento más emblemático de la ciudad, es el lugar de inicio perfecto para cualquiera de estas rutas. Desde aquí, todas las rutas son fácilmente accesibles, permitiendo a los visitantes sumergirse plenamente en la experiencia de cada itinerario sin perder la conveniencia de un corto paseo de regreso a su alojamiento.


La Plaza del Pilar no es sólo un lugar para descansar después de un día de exploración; es un punto de conexión con la vida y el latido de Zaragoza. Cada mañana, se abre una ventana a la historia viva, con vistas a la basílica y a la columna de la Virgen del Pilar, una imagen icónica que representa el alma de la ciudad.


Una ciudad de rutas, Una Plaza de encuentro

Cada una de estas rutas representa una faceta de Zaragoza, una invitación a descubrir la ciudad desde múltiples perspectivas. Alojarse en el hostal en la Plaza del Pilar de Zaragoza significa despertar cada día en el corazón de este legado y tener la historia al alcance de la mano. Zaragoza espera con sus brazos abiertos y sus caminos históricos preparados para guiarle a través de sus tesoros más preciados. La Plaza del Pilar es más que un simple lugar; es el inicio de su viaje por el tiempo y la cultura de Zaragoza.